Por: Luis PeƱa Rebaza
Durante muchos aƱos, generaciones enteras de peruanos entonamos tan humillante y antihistórica estrofa del Himno Nacional, escrito por JosĆ© De la Torre Ugarte. En la noche del miĆ©rcoles 30 de junio, asistĆ al Teatro Municipal, se trataba de la muy justa y oportuna ceremonia de condecoración que, el municipio de Trujillo, rendĆa a Dora Varona, ilustre mujer, escritora y poeta, esposa del inmortal Ciro AlegrĆa.AllĆ pude ser testigo y, en buena hora, no hay mal que dure cien aƱos ni cuerpo que lo resista, que la mayorĆa de asistentes, algunos aun a medias, cantamos la sexta estrofa. Sin duda, es una saludable medida que debe acompaƱarse con el deslinde y la corrección, en los Ć”mbitos educativos y culturales, de aspectos sustanciales de nuestra historia que aĆŗn permanecen en el ostracismo.
Es algo que debimos hacer desde mucho antes pero, quizĆ” el consuelo sea decir, mĆ”s vale tarde que nunca, es hora de que como peruanos empecemos a levantar la alicaĆda autoestima heredada de siglos enteros. En la escuela y colegio nos engaƱaron que un grupito de 160 o 170 espaƱoles, dizque posiblemente perteneciente a una raza “superior”, tuvieron la capacidad y el coraje para derrotar a un Tawantinsuyo, donde se calcula un promedio superior a los diez millones de habitantes. A partir de allĆ fuimos considerados una raza dĆ©bil, sin la valentĆa, honor y decisión necesarios y cuyos execrables vicios: consumo de coca, chicha y alcohol, la mantenĆan en el analfabetismo, la miseria e ignorancia. Una “historia oficial” que, por desgracia, aĆŗn se difunde en muchas instituciones educativas tergiversando tendenciosamente los hechos y cubriendo con el manto del olvido a personajes que, por el “delito” de ser indĆgenas o mestizos, hasta la actualidad continĆŗan en el mĆ”s vil olvido y anonimato. Por ejemplo, ¿quiĆ©n ha escuchado mencionar los nombres de Marcelino CarreƱo, Ignacio Quispe Ninavilca, Alejandro Huavique, Cayetano Quirós, y otros jefes montoneros y guerrilleros cuyo aporte fue decisivo para los triunfos de JunĆn y Ayacucho?
¿Largo tiempo en silencio gimió…?
¡QuĆ© mentira mĆ”s grande y daƱina para nuestra autoestima colectiva!
Desde el inicio de la mal llamada conquista, se trató en realidad de una verdadera guerra civil entre peruanos de diferentes etnias y, cuyas rivalidades azuzó el invasor, “Divide y reinarĆ”s”, se hizo evidente el descontento y se gestaron revueltas y rebeliones contra los espaƱoles. AllĆ estĆ”n para corroborar lo dicho las gestas de Tito Atauchi, Manco Inca en 1536, TĆŗpac Amaru I, Juan Santos Atahualpa en Tarma en 1742, jamĆ”s fue derrotado, TĆŗpac Amaru II, Mateo Pumacahua, los hermanos Angulo y otros hĆ©roes y precursores. Protagonistas de históricos y dignos episodios y gritos de libertad que brotaron a torrentes en los enhiestos y abruptos Andes.
La consecución de nuestra ansiada identidad nacional implica conocer y reconocer los autĆ©nticos sucesos y protagonistas y, a su vez desenmascarar a los falsos hĆ©roes, Es el simple coletazo de un perro faldero la historia que no nos rebela y nos forja una conciencia crĆtica y autocritica de nuestra realidad. AsĆ que, empecemos, de una vez por todas, a purgar y extirpar aquellos demonios colectivos que nos impiden plasmar un paĆs integrado y hacia donde, sin distingos de ninguna naturaleza, confluyan “Todas las sangres”.
Publicado Por la Industria 4 de Julio del 2010
Que Bonito Articulo he
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