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lunes, 8 de febrero de 2010

José Faustino Sánchez Carrión en 1787-1825



Las poesías, proncipalmente la dedicada en el año 1810 a don Baquíjano y Carrillo, que había sido precursor de las ideas liberales de su tiempo y que tenía que viajar a España nombrado como consejero del rey, y cuya primera estrofa dice: “Atado estaba el continente nuevo/ trescientos años con servil cadena/ a cuyo ronco con su acerva pena/ su eterna esclavitud llorar solía/ con triste desventura/ desde que el padre de la luz solía/ hasta el dulce nacer del alba pura”.



Sus rivalidades con los virreyes


Desde el año 1810, José Faustino ejerce la cátedra en el San Carlos de Lima en los cursos de Leyes y Cánones y en Digesto viejo. En el año 1812, a nombre del convictorio, pronuncia un discurso estando presente el virrey Fernando de Abascal y Souza, a propósito de un aniversario de la promulgación de constitución española en Lima. Toda la arenga es un canto a las libertades. En uno de sus párrafos dice, refiriéndose a los hombres de una nación: “Cada uno de sus ilustres individuos siente en sí mismo la dignidad de un hombre y se precia de ser parte esencial de la soberanía… No hay duda, todos somos iguales delante de la ley, y la virtud y los talentos tienen abierta la carrera de la gloria en cualesquiera ciudadanos que se consagren a la patria”. Los historiadores dicen que al escucharle a José Faustino, el virrey se incomodó. Sus oidos no estaban para otras ideas que no sean la de la adulonería y el servilismo. Las de Sánchez Carrión sonaban a insolencia, malcriadez. Lo cierto es que Sánchez Carrión fue amonestado y prohibido de hacer uso de la palabra en nombre del San Carlos.



La intervención del colegio de San Carlos


En el año 1816, el virrey Joaquín de Pezuela, ante los alarmantes informes de rebeldía que se venían incubando en el Convictorio de San Carlos, envía a don Manuel Pardo, gerente del Cusco durante la revolución de Pumacahua. Lo recibe el rector Toribio Rodríguez de Mendoza, a la sazón muy enfermo. Le da razones académicas para que no se intervenga la instituición. El exregente casi admite las razones del maestro, pero intervienen el obispo y otras autoridades diciendo que de esa institución salen “perversas opiniones” y el 31 de mayo de 1817 se clausura por cuatro meses dicho colegio, depurándose el cuadro de profesores y de alumnos turbulentos, para todo lo cual tuvieron que cambiar al rector y ponerlo al evangélico Carlos Pedemonte. Todo indica que José Faustino no estuvo entre los expulsados y volvió a usar la palabra el 4 de noviembre de 1817 para agra

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