“Finalmente, no olvidemos que el ciudadano es quien hace la historia. En cambio, poblador es quien la padece…”, expone en el artículo de opinión “Desafíos de Octubre”, su autor Luís Peña en análisis del panorama político que me inspira a escribir en liricas y retóricas de una página.
Dada la singular “Fiesta Democrática”, que cada cierto tiempo atañe y se vive en el País, en diversos esquemas de convocatoria para nuevos gobiernos locales, regionales o nacionales, la historia es la misma y se repite como si las huellas pasadas trataran de estamparse una sobre otra con errores, decadencias entre escasas perlas que resultan algunas más caras que otras y cuyos montos para tener algo nuevo estremecen y ponen en alerta la sensibilidad social.
Se podría considerar en ese análisis, que se trata en estos tiempos de una “Política de Atajo”, se enfoca al referido término, que da entender una política que se queda en el camino - expreso en mi opinión - por evidencias y realidades en nuestra tierra Huamachuco y pueblos circundantes a la comprensión geográfica, que los líderes que postulan para enfrentar los nuevos retos por lo general no alcanzan colmar las expectativas colectivas, tampoco procuran estrategias sólidas y competentes a un Plan de Gobierno comprometido en un desarrollo técnico, real y coherente con la problemática de los pueblos; entonces las propuestas improvisadas se quedan en promesas en las urnas.
La historia de participación política nos muestra con hechos como los millonarios presupuestos se quedan de igual modo en el camino, en los bolsillos o revierten al Estado, por inoperancia e ineficacia de quienes determinan obras trazadas a dedo y no con la razón. Donde las necesidades básicas son postergadas sin tener en cuenta el crecimiento demográfico de un pueblo, tomando como referente criterios poco reales de distribución dependiente de un “Presupuesto Participativo”, que no obedece a necesidades técnicas, menos a una real representación colectiva.
Un Plan Director Urbanístico que normaría el crecimiento urbano para una ciudad como Huamachuco, que crece presionada por el fenómeno migratorio que condiciona las posibilidades de un desarrollo integral equilibrado sostenible con un presente y futuro en el cual se conserve el patrimonio histórico y cultural de una ciudad colonial y republicana como Huamachuco.
La ejecución de un moderno Plan Estratégico de Desarrollo, que norme y valide de modo técnico el esquema director de una sociedad y que a su vez enmarque el vínculo de “ciudadano, poblador y ciudad”, que corresponde a una visión y misión coherente. Sin embargo ese anhelo se pierde a través del tiempo entre obras y acciones aisladas e intrascendentes hechas al antojo y acomodo de intereses y presupuestos.
Si bien se evidencia un entorno entre el ayer, el hoy y el mañana, las capacidades intelectuales, políticas y sobre todo humanas, debieran concertar y afirmar un futuro armonioso tanto en el contexto social, así como en el entorno natural, ecológico y vivencial de una sociedad, que lleve esperanza con respeto, honestidad, razón y corazón.
Ese liderazgo social y humano, no está en políticos individualistas que suele observarse catalogando su propio enfoque de lo que medianamente pretenden HACER y DESHACER, sin tener en cuenta que los grandes resultados se logran concertando con franqueza en la cohesión de esfuerzos, ideas y criterios técnicos analizados y reforzados con expertos acorde a realidades de cada lugar de la sociedad expectante.
Esa madurez social y humana, podría mostrarse en el encuentro de ALIANZAS o FRENTES, propuestos para el Gobierno Local, por organismos como es la Mesa de Concertación, ente técnico, factible de considerar la representación de actores sociales entre los mejores técnicos y líderes para enfrentar el reto de asumir la problemática de pueblos o ciudades como la nuestra , sujeto a una realidad social que hoy por hoy resulta antagónica mientras se fomente el interés individual presionante que lidera y antepone en grupos y liderazgos mediocres a todo nivel.
El futuro de nuestra tierra demanda de grandes decisiones, de “líderes”, no de políticos desgastados, requiere de gente con compromiso social, leal y fraterno en la confianza de enfrentar retos postergados que dañan la esencia de nuestro legado. Gente con la frente en alto para llevar igual en alto la dignidad de un pueblo con sus graves necesidades y estadísticas de extrema pobreza a ser enfrentados con responsabilidad social, moral y no con protagonismos del momento.
Ello involucra, que cada céntimo deba ser bien invertido, cuidado y subsidiado a los destinos que corresponde, mucho mas cuando ese dinero proviene de la propia explotación de los pueblos y sus recursos, que el mismo Estado lo permite. Devolución material y económica que el ciudadano está en el juicio de custodiar - custodiar y evidenciar las políticas publicas - con derecho, transparencia, calidad personal y colectiva para que los reclamos no se queden de igual modo en el camino.
Quiénes alertan el Gobierno como botín o su entorno como propiedad en definitiva equivocaron de “misión” y “devoción”, mucho más si tan solo se impresiona con demagogia, sin tener en cuenta que en ese reto está luchar y enfrentar puntos confrontantes y adversos a nuestro medio como lo evidencian las estadísticas que implican los bajos índices en desarrollo humano, analfabetismo, desnutrición crónica infantil, enfermedades diarreicas agudas, mortalidad y morbilidad, entre otros, en lo cual los llamados abanderados, debieran involucrarse en procura de proyectos sostenibles y capacidad de gestión interna y externa dentro del proceso avizorado.
El tema de seguridad ciudadana, respeto a los derechos humanos, justicia, irrespeto y abuso de los recursos mineros, contaminación, mediocridad, entrampamiento, boicot, corrupción, malversación, despilfarro e inadecuado manejo de presupuestos son vicios que arremeten con cinismo el hambre y miseria de los pueblos. Tema y problemática que se trata con indiferencia y que interpela a un camino franco honesto y no paliativo o paternalista con las grandes mayorías.
En ese reto está descubrir y autenticar el valor histórico, arqueológico, cultural de nuestra tierra y corresponder a un desarrollo propio y bondadoso sostenido en la base de nuestro agro, turismo y desarrollo potencial de recursos, arte, folklore, costumbres propias y naturales en la defensa de nuestra flora y fauna.
Se espera coraje para enfrentar, analizar, concebir y reivindicar la crisis social, ecológica y de desarrollo de nuestro pueblo, con acciones concretas, sólidas y responsables, enmarcado en ideales y ejemplo de trabajo como el autenticado en otros tiempos por gobiernos, autoridades y hermanos huamachuquinos que con pocos fondos, dedicación, voluntad y querencia procuraron en su momento desarrollo, bienestar y tranquilidad de un pueblo. Ejemplo que se puede imitar y por que no superar con confianza, respeto y así autenticar un genuino liderazgo social que debe generarse con mayor razón en tiempos actuales.
Ese cometido de confianza, respeto, madurez, honestidad y transparencia, que compromete la ética de ciudadanos, comunidades, pueblos y ciudades promete el reflejo de un renacer que proyecte no solo una visión fugaz en las urnas, sino que involucre a cada ciudadano elector en una nueva concepción de desarrollo en los destinos de pueblos sabios y valientes como la “Ilustre y Fiel Ciudad de Huamachuco”.
En ese emblema social está Huamachuco, tierra noble y legendaria cuya deuda local, regional y nacional es cada vez más grande para sanear empezando por su legado descendiente de cultura Pre Inca “Guamachuco”, la sangre inmolada en las Llanuras de Purrummpampa en el hilo de aconteceres y ejemplo de hombres brillantes como José Faustino Sánchez Carrión, Tribuno de La República, legal representante de su tierra natal Huamachuco en PERU y gran maestro para ejemplo de sus hijos.
Huamachuco, Septiembre de 2010.
Por : Flor Elvira Vazallo Peña.
Imagenes : Wamachuko.com
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