La historia de ataguju, guamansuri, catequil y la creación de los indios de Huamachuco están entrelazadas en la primera mitad del documento.
Ataguju es descrito como un lejano dios creador y como el más importante integrante de una "falsa trinidad". Los otros dos miembros de esta trinidad, sugadcavra (o sugudcavra) y acumgavrad fueron creados por el primero. En un lugar son presentados por el autor como iguales a ataguju pero en otro aparecen como sus sirvientes. Otros dos seres divinos fueron creados también por ataguju: viguaicho (o vuigaicho) y unstiqui; el autor asemeja estos seres a intercesores, al modo de los santos cristianos. Parece que guamansuri fue creado al mismo tiempo que los otros cuatro (Cfr. ff. 6 y 6v en donde guamansuri aparece siendo creado "vis a vis" de las otras dos parejas divinas).
Guamansuri fue enviado a la provincia de Huamachuco cuando ya estaba habitada por los guachemines. Siendo un forastero, guamansuri estuvo al servicio de los guachemines quienes le hicieron trabajar sus campos. Los guachemines tenÃan una hermana llamada cauptaguam (o cautaguan) a quien tenÃan recluida. Un dÃa, sin embargo, guamansuri la sedujo y la dejó embarazada. Cuando los guachemines vieron a su hermana embarazada, supieron de inmediato que guamansuri era el autor de la falta. Lo capturaron, lo quemaron y dispersaron sus cenizas. El polvo subió al cielo y permaneció allà con ataguju.
Los guachemines pusieron a cauptaguam bajo estricta vigilancia y, en pocos dÃas, dio a luz dos huevos, muriendo ella en el parto. Tomaron los huevos y los pusieron en un estercolero donde dos niños gritones salieron de ellos. Una tÃa tomó a los niños y los crió. Uno de los niños fue llamado el gran señor (el Gran Apolo) catequil "el idolo más temido y honrado en todo el Perú, adorado y reverenciado desde Quito hasta el Cuzco". El otro niño fue su hermano piguerao. Catequil fue a donde su madre habÃa muerto y la resucitó. Ella le dio las hondas que guamansuri le habÃa dejado para él, para que pudiese matar a los guachemines. Catequil mató a muchos guachemines y a los que no mató los expulsó del paÃs. Entonces se fue al cielo. El informó a ataguju que la tierra ya estaba libre de los guachemines y le pidió que crease a los indios para habitarla y trabajarla. Ataguju le dijo que fuese al cerro y a las altas tierras de pastos llamadas guacat, aguas arriba de la ciudad de La Parilla de Santa. Allà ellos sacaron de la tierra a los indios usando herramientas de oro y plata.
El mito de la creación define nÃtidamente el contexto de la provincia de Huamachuco tal como existÃa en el tiempo de la conquista (Fig. 13). La población indÃgena de la provincia estaba dividida en cuatro grandes unidades sociales llamadas guarangas que, teóricamente, representaban unidades de mil tributarios. También estaban distribuidos en el territorio algunos grupos de mitimaes (colonos) llevados allà por el Inca (Espinoza 1974). La mayor parte de la acción del mito parece tener lugar en el territorio de la guaranga de Guacapongo. El rÃo Cautaguan, cerca del centro de Guacapongo, puede haber sido el lugar de la mayor parte de los acontecimientos mayores: la llegada de guamansuri, la seducción de cautaguan y el nacimiento (o salida del cascarón) de Catequil y Piguerao. La derrota de los guachemines por parte de catequil tiene lugar en toda la provincia y aquellos que no mató fueron expulsados por las fronteras norte y noreste7. El toponÃmico Cerro de Huacate que puede ser identificado con la paqarina de Huamachuco, está en el extremo sur de la provincia y en el territorio de Guacapongo.
Se ha insinuado cierta confusión dentro de la literatura en torno a la ubicación e historia del santuario de catequil. Por ejemplo, Arriaga (1968 ¿1621?: 203), en los inicios del s. XVII, coloca el santuario en Tauca, provincia de Conchucos, pero no deja de anotar que su origen estuvo en la provincia de Huamachuco. Calancha (1974-82 ¿1638?: 1063), cuya información en este punto proviene principalmente de Arriaga, opina que originalmente estaba localizado en la misma ciudad de Huamachuco. La Relación, sin embargo (f.7), lo coloca definitivamente en San José Porcón, a cuatro leguas de Huamachuco. Existe todavÃa una hacienda con este nombre al suroeste de Huamachuco. Los agustinos describen el santuario como tres peñascos muy altos llamados apo categuil, mama categuil y piguerao, con construcciones, dedicadas al servicio del santuario, colocadas al pie de los peñascos.
Cristóbal de Albornoz (Duviols 1971: 31) también describe el santuario como unas rocas muy altas y lo ubica cerca del "pueblo de uruchalla"; este "pueblo" es, probablemente, uno de los dos tambos llamados "uruchal" otras fuentes (Topic y Topic, en prensa) y, ambos, relativamente cerca de San José Porcón. Betanzos (1987 ¿1551?: Segunda Parte, cap. XVI) ubica el santuario a una distancia de dos dÃas de camino de Huamachuco guiándose por el bajo promedio de caminata de los cortejos reales; éstos en el primer dÃa de marcha solo alcanzaban hasta Ñamocpampa (la actual Yamobamba, la "pampa", no la hacienda) que representa, aproximadamente, la mitad del camino entre Huamachuco y S. José Porcón.
Betanzos (1987 ¿1551?: Segunda Parte, caps. XVI y XVII) también proporciona la más detallada descripción de la destrucción del sitio, la cual, dice, tomó tres meses. Betanzos, la Relación (f. 7) y Sarmiento (1907 ¿1572?: 176) concuerdan en que fue Atahualpa quien destruyó el santuario porque en sus oráculos lo calificaban de tirano y, además, habÃan anunciado que Huáscar ganarÃa la guerra civil.
Arriaga (1968 ¿1621?: 176), por otro lado, da una versión totalmente distinta derivada, quizás, de sus informantes de Conchucos. Dice que el santuario se hizo famoso por primera vez cuando Topa Inca, el padre de Huáscar (sic) pasó por el lugar con su ejército en su camino hacia Quito para castigar a un hermano que se habÃa sublevado. Consultó el oráculo, preguntando si vencerÃa o morirÃa en la batalla y la respuesta fue que morirÃa. El murió como habÃa sido anunciado y la precisión en la predicción de hecho condujo al santuario y a su oráculo a una gran fama. Cuando Huáscar pasó por él años más tarde, y vió lo rico que el oráculo se habÃa hecho a raÃz del anuncio de la muerte de su padre, se puso furioso con catequil y quemó el templo. Los sacerdotes de catequil, sin embargo, salvaron el Ãdolo y lo llevaron a Cabana, en Conchaco: donde le construyeron un nuevo templo. Calancha (1974 82 ¿1638?: Cap. XXXII) repite esta historia pero corrige la genealogÃa inca de modo que Guayna Capac, quien de hecho fue el hijo de Topa Inca, reemplaza a Huáscar e su relato.
La Relación (f. 7v) también da cuenta de que los sacerdotes de catequil salvaron de la destrucción la cabeza tres piezas del cuerpo del Ãdolo. Estos restos fueron colocados temporalmente en un gran edificio, pero, con 1a llegada de más españoles a la región, las piezas fuero llevadas a una cueva, en un peñasco de una gran altura. Estas mismas piezas fueron encontradas por los agustinos quienes las llevaron al pueblo. Después fueron pulveriza das y arrojadas al rÃo.
De este modo, parece haber dos versiones, relacionadas entre sÃ, del oráculo. Una versión fue recogida independientemente, por, al menos, Betanzos y los agustinos; en forma abreviada, partes de esta versión puede haber sido recogidas, independientemente, por Albornoz y Sarmiento. Esta temprana versión de la historia coloca al santuario de catequil en San José Porcón. El santuario fue destruido por Atahualpa en 1532 y las piezas del Ãdolo que se salvaron entonces, fueron destruidas por los agustinos en 1560. La segunda versión, de la que la fuente primaria es Arriaga, está de acuerdo en que el oráculo estaba situado en Huamachuco pero añade que el Ãdolo fue llevado a Cabana después de la destrucción del santuario original. La versión Arriaga-Calancha sitúa la destrucción del primer santuario más temprano que lo hacen Betanzos y los agustinos, muy probablemente durante el reinado de Huayna Capac. De acuerdo con esta segunda versión, el santuario estaba todavÃa en Cabana a comienzos del s. XVII cuando fue descubierto por Fray Francisco Cano (Arriaga 1968 ¿1621?: 203-231).
Asà resulta que en el tiempo de la conquista española, aspectos significativos de la geografÃa cultural de la provincia de Huamachuco eran simbolizados por eventos, héroes y lugares a los que se refiere el mito de la creación. El territorio de la guaranga de Guacapongo era el más directamente relacionado con dicho mito: cauptaguan vivió probablemente allÃ; catequil y piguerao fueron concebidos y salieron del cascarón allà y en ese mismo lugar los indios fueron sacados de la tierra. Las fronteras del norte, noreste y este de los territorios de las guarangas de Llampa, Lluicho y Andamarca fueron los lugares donde los guachemines fueron expulsados de la provincia de Huamachuco. Las referencias geográficas del mito nos enseñan detalles que no fueron explÃcitos en la versión oral: los guachemines no sólo fueron expulsados de la provincia sino que fueron empujados hacia las tierras bajas calientes de las chaupiyungas y las yungas. De este modo el mito de la creación incorpora enemistades étnicas que vienen de lejos, identificando a los guachemines con los moradores de las tierras bajas.
El santuario de catequil era uno de los dos centros de referencia de todas las guarangas de la provincia, siendo el segundo el centro administrativo incaico ubicado en el mismo pueblo de Huamachuco. No es coincidencia que el centro religioso estuviese fÃsicamente situado cerca del centro geográfico de la provincia. Además se encontraba en los confines de tres de las cuatro guarangas y, por añadidura, cerca del cruce de la principal ruta norte-sur con el más importante camino este-oeste que desciende a la costa desde Huamachuco. La centralidad geográfica del santuario guardaba un cierto paralelismo con el rol jugado por el oráculo como centro ideológico de la zona.
(5) Este nombre puede ser quechua o quechuizado a partir del original nombre culle, Guamán = halcón; suri = avestruz (González HolguÃn 1952, 1608?: 175 y 332).
(6) No está claro quiénes son "ellos". El uso del plural aquÃ, podrÃa ser un simple error o podrÃa significar que ambos, piguerao y catequil sacaron de la tierra a los indios. En este último caso, se podrÃa pensar que uno de los hermanos usó para cavar una herramienta de plata y el otro una de oro. Desde este punto de vista, hay semejanzas conceptuales entre el mito de origen de Huamachuco y el de la costa central tal como lo relata Calancha (1978, 1638?: 933-934; Segundo Libro, Cap. XX). En este mito, el héroe cultural Vichama, también resucitó a su madre, participó en la destrucción (convirtiéndolos en piedra) de los anteriores habitantes del área y pidió a la suprema deidad (en este caso al Sol) que crease nuevos indios. El sol envió tres huevos y los indios comunes vinieron del huevo de cobre. El ciclo mÃtico en torno a Pariacaca en la sierra central del Perú, cuenta cómo este dios (y sus hermanos) nació de cinco huevos (Taylor 1987: cap.5)
(7) El toponÃmico "guachemin(es) usualmente ocurre como nombre de quebradas que descienden hacia las tierras calientes de las chaupiyungas. De nuevo nos encontramos con ciertos paralelos con los mitos de Pairacaca provenientes de Huarochirà (Taylor, 1987: cap. 8). AhÃ, Pariacaca y sus hermanos expulsaron a los yungas (moradores de las tierras bajas) desde las tierras altas a las chaupiyungas y a las yungas (en el sentido de medio ambiente ecológico). Pariacaca colocó a dos de sus hermanos como guardas de la frontera. Estos "hermanos" fueron reconocidos en el paisaje, probablemente, como peñascos o formaciones rocosas y, en este sentido, eran equivalentes con las quebradas asociadas con la expulsión de los guachemines.
Fuente : DePeru.COM Agradecimiento Especial
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